logo-1-2
Conectando desde el ser

¿Cómo decir «no» desde el amor?

Existen infinitas maneras de expresar limites desde el amor, lo más importante es comprender que hacerlo no es un acto de egoísmo o control, si no, una oportunidad de crecimiento para ambas partes.

Una de las dificultades más comunes en las personas que llegan a mi consulta es sentirse en conflicto en relación a poner límites y decir que NO.

Revisando los significados particulares y comunes, he llegado a la conclusión que el hecho de decir que No, pareciera ser percibido por quien lo expresa como una posición egoísta. Por ejemplo: “Si yo digo que no, entonces voy a ser el malo o la mala”.

Así mismo, observo que debajo de poder decir No, subyace una inquietante necesidad de sentirse aceptados o gozar de la aprobación de los demás, considerando que, si permanentemente digo SI a todo y cedo a las demandas de los que amo, voy a ser merecedor de sus afectos.

Por lo cual, se me ocurren dos preguntas dinamizadoras en las cuales me gustaría profundizar, la primera de ellas:

¿Son los límites un acto de egoísmo?

Definitivamente No, al menos los límites originados del conocimiento íntimo y consciente que la persona tenga de sí mismo. En ese sentido, conocer lo que deseamos o lo que necesitamos, es un acto de amor propio y de autocuidado, ya que, una persona que se valora física y emocionalmente está en todo su derecho de elegir aquello que le resulte más oportuno para su vida.

Entonces, ¿por qué nos sentimos egoístas cuando decimos no? Probablemente, una persona que se siente egoísta cuando expresa sus límites, sea una persona que desde niño fue educada para obedecer, sin importar lo que siente o piensa. Aprendió que el amor se consigue dando todo a los demás. El asunto, no radica en el acto de dar, sino en la entrega desmedida y sin reservas, una entrega que lo lleve al punto de no tenerse en cuenta y olvidarse de sí mismo. Un egoísta, seria en realidad una persona que sólo piensa en sí mismo, dejando a un lado a las personas que le rodean, es decir un extremo radical del dador desmedido.

Considerando que los extremos radicales resultan perjudiciales, es decir, tanto el extremo egoísta como el dador desmedido, son dos caras de la misma moneda: Quien se olvida de sí por dar desmedidamente, termina siendo egoísta consigo mismo.

¿De qué se trata entonces? de poder movernos entre ambos polos y elegir cuando quiero dar a los que amo y cuando ponerme en primer lugar. Para lograr esto, es sumamente necesario ¡Aprender a expresar los límites!

La segunda pregunta que resulta interesante para profundizar es:

¿Son los límites un acto de amor?

Si, totalmente.

Son un acto de amor propio y de profundo autoconocimiento, porque al expresarlos, la persona se cuida a sí misma de decisiones que le desagradan y le impiden su desarrollo personal. Cuando estamos en comunión con nuestras necesidades y deseos, podemos sentir las alertas internas, si alguien nos expone a situaciones que nos alejan de lo que queremos para nosotros o nos ponen en peligro.

A su vez, son un acto de amor hacia los demás, ya que, la persona que recibe un límite se encuentra frente a una posición desafiante de: crecer, aprender o ser creativo para solucionar de otra manera su propia necesidad. Además, que quien coloca el límite cuida al otro de exponerse a posibles riesgos. Por ejemplo: una madre que regula el tiempo de video juego de su hijo, lo está cuidando de varios factores a los que está expuesto, quizás el hijo no entienda las razones, sin embargo, la madre como adulta sí.

Existen infinitas maneras de expresar limites desde el amor, lo más importante es comprender que hacerlo no es un acto de egoísmo o control, si no, una oportunidad de crecimiento para ambas partes. A continuación, veremos ejemplos de límites sanos:

  • En este momento, no estoy disponible.
  • Podemos conversar cuando te sientas mejor.
  • Agradezco tu preocupación, yo prefiero resolverlo de otra manera.
  • Si gritas, se me hace difícil entenderte.
  • Necesito que lleguemos a acuerdos.
  • Estas son las opciones que puedo darte, ¿cuál prefieres?

 

Finalmente, podemos concluir que los limites son necesarios para comunicarnos de forma asertiva, segura y saludable. La ausencia de ellos, lejos de evitar conflictos, son bombas de tiempo que se activan de la peor manera cuando sentimos no poder más.

 

#limitesano #saludemocional #decirno #comunicacionasertiva

Yelexy Mendoza

Psicoterapeuta Gestalt. Docente Orientadora Familiar. Asesora en Desarrollo del Potencial Humano

2 comentarios

  1. Estimada Yelexi,

    Muy cierto y el mejor ejemplo es con los hijos, cuando se ponen límites no es porque se les quiera menos al contrario es una prueba de amor hacia ellos.
    Amor, también el que debemos sentir por nosotros mismos para que después redunde en los demás y eso no es ser para nada egoísta.

    Tengo que seguir trabajando el no olvidarme de mí y estar más atenta de los otros.

    Un abrazo,

    Rosmariol.

    1. ¡Hola! Rosmariol… que gusto saludarte y saber que estás palabras te inspiren a vivir en plenitud.
      El limite amoroso es crecimiento para todos, a quien los coloca le da la oportunidad de cuidarse a si mismo.

      A quien los recibe le permite desarrollar creatividad y fortalezas.
      ¡Todos ganamos!
      Feliz de Saludarte.

Responder a Yelexy Mendoza Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *