El año pasado, para esta fecha, mi artículo hablaba de las consabidas resoluciones. Hoy quiero exponer, más bien, sobre la verosimilitud en la conexión. ¿Y qué quiero decir con esa frase?, espero que algo interesante para pensar.

Conozco mucha gente que está ocupada en sí misma. Personas que han avanzado en su ruta hacia el autoconocimiento y se han despertado al crecimiento personal y espiritual. Son más solidarias, francamente más empáticas y con una disposición real para entender a los demás. Otras, sin embargo, viven sus vidas en una simple sucesión de horas tras las rutinas marcadas, con la vida transcurriéndoles sin atisbo de sueños por cumplir, deseos por hacer realidad, y, en muchos casos, sin felicidad cierta consigo mismas, a menos de que se trate de obtener mayor dinero por lo que trabajan.

Es de suponer que quienes están más enfocados en su avance personal logran una mayor verosimilitud en la conexión con los demás. Y no es un asunto de egolatría o egoísmo, es, por el contrario, una acción saludable para construir buenas relaciones. Cuanto mejor esté conmigo, más me comprenda en mi autenticidad, mejor comunicación tendré con los otros y podré construir relaciones valiosas. Cuanto más me comunique con mi voz interior, con mi intuición, mejor armonizaré con los que me rodean.

La conexión verdadera entre lo que soy y lo que deseo ser conmigo me abrirá múltiples posibilidades para establecer relaciones nutritivas con mi familia, amigos, compañeros de trabajo, clientes. Enriquecer ese trato podría ser uno de los objetivos del 2023. Busquemos estar bien con nosotros mismos para poder conectarnos con otras personas desde el respeto y la consideración, únicas formas de fortalecer la sociedad que integramos ahora.