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Conectando desde el ser

Hablando se entiende la gente

El pasado hace referencia a una historia vivida, tanto en lo personal, como en lo colectivo, está lleno de momentos gratos y otros ingratos o dolorosos, recordarlos nos conecta con las emociones sentidas en aquel momento, afectando así, nuestro presente.

Muchas personas deciden quedarse en el pasado a través de recuerdos permanentes sobre lo que pasó, las personas de ese entonces, los sentimientos que tuvimos que vivir y la conexión puede ser positiva o no, dependiendo del tipo de experiencia que recuerda.

Desde el ámbito cognitivo y emocional, el pasado, nos invita a reconocer aspectos presentes, parecidos o totalmente nuevos, es también, un referente de comparación. Las asociaciones son inevitables en nuestros pensamientos, pero actuar sobre ellos, dependerá de cada uno de nosotros. Nuestro inconsciente, puede defenderse del dolor, olvidando lo ocurrido desde lo cognitivo, pero cuesta identificar que lo emocional, queda como un sello que regresa ante cualquier circunstancia similar.

Ante experiencias muy negativas y dolorosas, deseamos olvidar el pasado, evitar que exista, buscar cambiarlo, imaginar que pudo ser distinto. Y nos preguntamos: ¿Qué habría ocurrido si ese pasado no hubiese existido?, probablemente imaginamos que seríamos personas distintas, quizá más exitosas, felices, dispuestas a arriesgarse a los retos, segura, de avances.

El pasado, nos invita a revivir y probablemente sin buscarlo, ubicamos que recuerdo traer al presente para conectarnos con una emoción agradable o no. Solo nuestra capacidad y decisión personal, para cambiarlo y dejarlo allá de donde vino, de la historia personal.

Por lo tanto, no se trata de negar el pasado, ni de vivir en él, se trata de disponernos a valorarlo y reconocer lo que hemos comprendido de él. Nos permite similarmente, aprender y con ello, obtener más sabiduría para afrontar nuestro presente.

De los ejercicios personales más valiosos que nos permiten descubrir la importancia de nuestra historia, es hacer una lista de los aprendizajes obtenidos, de las habilidades adquiridas, para ser la persona que soy hoy.

¿Cuáles han sido las capacidades que descubrí por ese pasado que viví?

No es una buena práctica regresar al pasado para reprocharnos por las fallas, por las relaciones de pareja no exitosas, por entrar en el negocio equivocado, por ser padre/madre en el momento menos oportuno, por haber sido abandonados, ser víctima de abusos y otros tantos recuerdos que quedaron en nuestra historia. Nada de esto podemos cambiarlo, el tiempo no retrocede, lo que sí está en nuestras manos, es usarlo de la mejor manera posible para lograr un presente más grato y que nos haga sentir mejor día por día.

Hoy, ya mañana es pasado, por lo tanto, nos toca escribir en esta hoja que nos pone el día presente, los mejores recuerdos que queremos tener mañana.

Aprender a honrar nuestro pasado, es una práctica emocional y espiritual que implica:

  • Encontrar aprendizajes, incluso de las experiencias más difíciles que hayamos vivido.
  • Reconocer que su existencia nos permitió tener la fortaleza que tenemos ahora.
  • Perdonarnos si no actuamos como quisimos.
  • Recordarlo para aplaudirnos por lo superado.
  • Seleccionar más recuerdos agradables que desagradables, pues estos recuerdos también existieron.
  • Comprender que no es posible cambiarlo y mucho menos desaparecerlo. El pasado es nuestro.
  • No sentarnos y recrearnos en el pasado, pues nos llevará siempre a lo que ya no existe y con facilidad nos hará sentir tristes e incluso entrar en la depresión.
  • Agradecerlo, en un acto de amor profundo hacia nosotros mismos.

 

Probablemente, no sea fácil y cuando vamos avanzando en edad, que vamos acumulando más pasado que presente, sentimos que, sin el pasado, no hay historia, la historia de cada uno de nosotros. Pero algo que podemos asegurar es no dejarnos controlar por él.

Y cada vez que nos preguntemos:

¿Y si ese “pasado” no existiera?, volvernos a preguntar: ¿Y quiénes seríamos sin él?

Que el pasado, nos sirva siempre para encontrar avances en mi ser, más que en mi tener o en mi hacer.

¡Gracias Pasado!

No te sientes en el “Sofá del Pasado”:

Acéptalo

Valóralo

Y déjalo en su lugar: Ayer.

Irene Indriago C.

Psicóloga Clínica y Cognitiva | Coach Organizacional | Especialista en Educación Emocional para una Ciudadanía Responsable.

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