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Conectando desde el ser

Síndrome de la cabaña

Las vivencias con gran carga emocional, se recuerdan mucho más que aquellas que pasaron desapercibidas

¿Miedo a salir de la madriguera?

Ha llegado el momento de volver a reencontrarnos con el mundo exterior y aunque lo esperábamos con ansias, para muchos dar el paso es un reto y el síndrome de la cabaña, es el responsable de ello.

Por fin es tiempo de planear con la familia una escapada de fin de semana y de reunirte con tus amigos para, paso a paso, visitar los centros de diversión que tantas anécdotas guardan de tu vida. Aunque este escenario era tan anhelado por todos, tal vez te ha pasado que algunos de tus seres queridos ponen algún pretexto para no retomar sus actividades o incluso tú mismo lo has hecho, y la razón puede ser una sensación de miedo que impide salir de casa.

¿Los síntomas? Creer que en ningún lugar se estará más seguro que en la casa, porque abandonarla equivale a exponerse a contraer el virus de COVID-19, tener miedo de entrar en contacto, con otras personas, a tocar objetos o tan simple como estar en sitios públicos, lo que provoca estrés y ansiedad; esto se conoce como “Síndrome de la cabaña”.

¡Déjenme entrar!

Fueron muchas semanas en las que literalmente el mundo se detuvo, las personas dejaron de hacer su vida en la forma que acostumbraban, el contacto con el resto de la gente y los lugares exteriores, dejaron de ser un estímulo positivo para tomar el papel de enemigo, además de la constante exposición a noticias sobre la pandemia, elementos que dieron paso a este estado mental y emocional.

Lo que hoy sabemos sobre el síndrome de la cabaña, es que no existen los estudios suficientes, para considerarla una enfermedad o trastorno mental, sino como un agotamiento que afecta los modelos de comunicación y que produce desasosiego, perturbación, tristeza, nerviosismo, insomnio, sensación de soledad, desorden en los horarios alimenticios y pérdida del sentido de la vida.

En resumen, todo es resultado del miedo, y esta sensación de angustia es un sentimiento común que ayuda a protegernos de las situaciones reales; sin embargo, en ocasiones ese temor es tan grande que puede salirse de control. Ahora bien, es necesario reconocer que se experimenta este temor y entender que la situación va a cambiar, ya que así es posible explotar el potencial para afrontar las adversidades.

El miedo puede paralizar o movilizar; cuando se toma acción, el temor se convierte en una energía factible para el logro de objetivos claros y previamente planteados; en el caso contrario, es causante del deterioro a nivel fisico ocasionado por la descomposición mental y emocional.

Vuelta a la vida

El ser humano es social por naturaleza, al estar en confinamiento y saturarse de información, le ha causado temor a enfermar o morir, hasta llegar al punto de decidir quedarse en casa, considerando que no necesita salir y buscar quién pueda resolver sus necesidades externas sin exponerse al contacto fisico. Sin embargo, más que apostar por el distanciamiento social, hay que hacerlo por el distanciamiento físico, que es uno de los protocolos para evitar contagios y proteger la salud.

Para el regreso al contacto, con el medio ambiente y las personas que lo comparten, es que trates de reencontrarte con un grupo familiar o de amigos y realizar salidas para hacer actividades que resulten gratificantes para todos. Por supuesto hay que tener en consideración las medidas de protecciónn necesarias.

Ya sea que tú o una persona cercana a ti se identifiquen con las manifestaciones del síndrome de la cabaña, es importante que si durante estos primeros esfuerzos por salir se ven invadidos por la ansiedad, hay que tomar conciencia de la respiración, detenerse e inhalar y exhalar por la nariz, cuatro repeticiones mientras observas cómo entra y sale el aire.

En tu día a día evita experimentar sensaciones, sentimientos, emociones y pensamientos negativos, ya que estos causan que se mantenga la negación al contacto con uno mismo y los demás. Otra forma de ayudarte a superarlo es realizando recorridos cortos o a hacer compras puntuales, acompañando este proceso con la respiración.

Por último, ten paciencia contigo mismo y con otros, incorporarse a un estilo de vida que se detuvo por mucho tiempo, es paulatino y ahora más que nunca, es necesario poner en práctica el respeto y la comunicación efectiva, empática y asertiva, que son los pilares de las buenas relaciones humanas.

Leonardo Landaeta

Doctor en ecología del desarrollo humano. Amante de la Psicoterapia. Un ser humano con virtudes y defectos, con habilidades y cualidades que le han permitido crecer y avanzar en el transitar de su historia en este plano. Licenciado en Psicología Especialista Terapia Reconstructiva, Constelaciones Familiares, Terapia Sistémica Familiar y Organizacional. Facilitador en Dinámica de Grupos.

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