Cada vez que se produce un estímulo placentero es liberada una cierta cantidad de dopamina. Esta sustancia es la responsable de darnos un empuje de motivación y de sensación de bienestar.
En diversas tradiciones antiguas siempre se ha considerado al ayuno una práctica esencial para la limpieza del cuerpo, la aclaración de la mente y la purificación del espíritu.