Desde hace unos cuantos años para acá, la palabra emigrar, ha ganado rating en nuestro vocabulario. Recuerdo que el 80% de los clientes que entraban a mi tienda, era para reproducir y organizar sus documentos personales, de estudios, propiedades, los escuchaba decir: es hora de salir de Venezuela. Cada historia no la recuerdo, pero si sus caras, algunos rostros tristes, otros de rabia e impotencia y también los reflejaban ilusión y alegría.

Venezuela, no era país de emigrar, era más bien, un país que recibía a todo aquel que llegaba, sin importar la nacionalidad, al punto que fácilmente, lo hacíamos parte de nuestra comunidad. Pero nos tocó a nosotros, llegó el turno de salir de nuestras casas, de nuestro país. “Unos se iban otros se quedaban”, eran dos puntos de vistas distintos y válidos, unos emigraban desde el amor, otros desde el miedo.

Compartiendo con varios amigos, conversando de nuestras experiencias, me di cuenta de un factor que es un común denominador, el aprendizaje que hemos tenido, tanto fuera, como dentro de nuestro país, unos lo llamamos “tesis de vida” otros, asignatura pendiente.
… Me vi perdido (a), sin norte, no sabía qué hacer, el miedo se apoderó de mí, no podía tomar decisiones, me sentí ahogado (a), no era yo, la soledad me mataba, la nostalgia me consumía, la rabia era el día a día… frases que cambian cuando aprendemos a agradecer a Dios por todo, cuando vivimos palabras como resiliencia y amor, cuando nos vemos sin etiquetas, cuando nos hacemos responsables de cada decisión que tomamos, soltando el control y reconocemos nuestras emociones.

Similarmente, cuando nuestra paz es más importante que tener la razón, haciéndonos consciente de nuestra respiración, cuando esa persona del espejo, la amas tanto que la cuidas como el gran tesoro que es, permitiéndote que la palabra FE se convierta en tus buenos días. Bien leí “A veces, perderse es la mejor manera de encontrarse”.

Soy venezolana y no puedo dejar de hablar de dónde vengo. Hoy, vivo en España y tengo la oportunidad de conectar con ustedes a través de este medio. Vivo mi vida, un día a la vez y no significa que mi rostro siempre tiene una sonrisa dibujada, como migrante, hay días que pienso que las cosas están en contra, hay otros donde fluye como agua. Nótese que escribí “MIGRANTE”, me traslade de un lugar a otro, no abandone mi hogar, me lo traje y ese “traerlo conmigo” no implicó objetos, ni cosas materiales, conmigo se trasladó lo importante, me traje momentos, viajaron también mis emociones, los recuerdos, y cuide de no dejar, mis lecciones.

Desde mi hoy, mi presente